viernes, agosto 17, 2007

monologo:

(me carga)


Monologo de la novia fugitiva.
(Por Natalia Gonzalez Araya)


Escena 1:

(Una mujer vestida de novia llorando, sentada en una cama de niña, en una habitación infantil)

Narración:

Pulcra, vestida de blanco, falsamente virginal, histéricamente sonriendo. Ahí estaba yo caminando, caminando desde la limosina blanca, subiendo por la escalera, entrando por la puerta y luego caminando entre toda esa gente, sus caras de ternura y felicidad, sus murmullos, mi mamá diciéndole a todos que me veía adorable con el vestido que ella había elegido… no pude… ¡sus caras! …y yo… y me desesperé, di una vuelta perfecta en 180º grados y aprovechando que todavía no cerraban la puerta salí corriendo tan rápido como pude. Arranque de la vida que había sido preparada para mí.

Escena 2:

(Se escuchan golpes en la puerta)

Novia fugitiva:
(Gritando hacia la puerta)

¡Andate! ¡No voy a salir de aquí!

(Se escuchan golpes fuertes y repetitivos en la puerta)

N. F:
(Calmada)
Déjame sola… Andate por favor, déjame sola.

(Gritando)
¡Déjame sola te dije! ¡Por la cresta oh! ¡Andate! ¡No voy a salir de aquí! ¡No voy a salir de aquí nunca!

(La puerta deja de ser golpeada)

N. F:
(Gritando)

¡Gracias!

¿Cuándo me vana dejar tranquila?

(Se sienta en su viejo tocador y se comienza a desmaquillar y a desarmar el peinado)

¡Nunca!, nunca lo han hecho, nunca lo van a hacer.

(Nota una vieja muñeca en una repisa alta)

Narración:
Desde que tengo memoria que se meten en todo lo que hago. A los cinco años quise bailar cueca pero mi mamá creía que era muy “folklórico” y me inscribió en clases de ballet. A los 15 quise tocar la guitarra, pero mi papá me contrató un profesor de piano, y así...


N. F:
(Tomando la muñeca y volviendo al tocador)

No puedo seguir así, voy a cumplir 27 años y no puedo permitir que sigan tomando todas las decisiones por mí…

(Mirando fijamente a la muñeca)

No lo puedo permitir.
Ya me arranque de la iglesia, voy bien. Ni si quiera creo en dios.
Al Adrián… al Adrián, nunca lo quise de verdad, mi mamá lo escogió, seguramente porque su apellido, mitad descendiente de alemanes y mitad dueño de santiago, claro, ¡¿como no iba a ser perfecto para mi?! ¡Es un idiota!, siempre con su pelo perfectamente peinado y sus poleras polo de péndejo mamón. Bueno no lo culpo, sus Papás también toman todas su decisiones, solo que a el no le molesta.


(Mirándose en el espejo de la cabeza a los pies)

¡Me tengo que sacar este vestido!

(Como en un ataque de histeria se comienza a tirar el vestido y a desabrochar lo que puede desabrochar y finalmente tira los zapatos por la ventana, toma la muñeca y mira una puerta)

¿Te acordai de la cajita secreta?

(Abre la puerta del closet y se sienta en el suelo, allí toma una caja del fondo, la arrastra y la abre)

Escena 3:
(Se ve la puerta y se escuchan risas y una conversación a lo lejos)

(Se oyen otra vez los golpes insistentes en la puerta)

N.F:

¡Ya voy!

(La puerta se abre)

(La mujer ya no está vestida de novia si no que está usando un atuendo de adolescente rebelde que seguramente guardo en su closet por años)

N.F:
(Con un tono irónico)

¡¿Qué?!

(Se oye un golpe en el suelo como de desmayo)

Fin.

1 comentario:

TANIA NIETO dijo...

Natálie qué bueno que te haya sido de ayuda. Buen monólogo, por fortuna no tuve que irme a punto de llegar al altar, me fui antes previéndolo jeje. Saludos desde Bogotá